En la fachada, el movimiento se construye a través de una doble piel metálica plegable, la cual viste de dinamismo y tridimensionalidad la propuesta de arquitectura hacia la calle Irarrázaval. Esta piel le entrega un carácter general al proyecto arquitectónico, así como también una singularidad al que habita su interior.
Ubicados en el mejor lugar del edificio y recogiendo la idea del dinamismo, los espacios comunes se presentan en una relación donde el salón gourmet y cowork se pueden conectar en un lugar exterior, lo que permite la dualidad como la construcción de un espacio único. La libertad en el movimiento define el proyecto.